lunes, 15 de noviembre de 2021

La guerra Mar-Tierra: El regreso de una sirena.

Habían pasado años desde que perdió su identidad. Le costaba asimilar que sus alas eran sólo producto de su imaginación y que sus paseos bajo la luna se iban a acabar tarde o temprano.
Echaría de menos la sensación del césped bajo sus pies, la de los charcos salpicando sus piernas y la del viento despeinando su melena... Pero algo en su interior le decía que todo estaría bien, porque no era su lugar. Ella lo sabía aunque le doliese.

En tierra hizo amigos; duendes que le dejaron el corazón deseoso de descubrir qué hay más allá, de aprender a volar; hadas que la invitaron a danzar al son del crepitar de mil hogueras llenas de esperanza.
¡Qué bonito hubiese sido!
Qué bonito fue mientras la mar no reclamó a su vástago perdido.
La mar embravecida gritó furiosa que su coral estaba incompleta. Quería de regreso a su hija.

Se adentró en el agua con los ojos cerrados, se enfrentó al miedo de perder todas las vivencias experimentadas junto a duendes, brujas y hadas y se dejó acariciar por las aguas de la locura para, de una vez, regresar a su forma primitiva como sirena que sabía que era.
Volvería a las aguas que la vieron nacer y convertirse en el ente de voz tierna y delicada que seducía marineros y cautivaba doncellas.

El mar rescataba a su retoño; la tierra no lloró su pérdida.

miércoles, 25 de agosto de 2021

Trenes.

Así viaja ella en trenes; con la mirada perdida buscando la suya en los andenes.
Busca esos llorosos ojos marrones pequeños como almendras y siempre de caída triste.
Busca un "Quédate", un "No te vayas", un "Sé mía".
Busca en lugares mudos palabras que fueron exhaladas, susurradas, chilladas.
Busca esa paz que le dan sus abrazos, esa calma que consigue a su lado en la cama. Ni cinco segundos tarda en dormirse...

Ella canta mientras limpia, él la mira y sólo disfruta de las vistas. Ella duerme del lado izquierdo, él cambia de sitio por una noche para sentir su abrazo. Ella le mira mientras cocina y toca instrumentos.

Él sonríe. Ella se enamora.

Sigue en los trenes hacia su destino pero ya no quiere mirar más los andenes vecinos...
No quiere dolerse.