miércoles, 19 de junio de 2013

Descalza...

Quería olvidarlo.
Nunca me había sentido así.
¿Sabré actuar de ahora en adelante? Sin él, sin mí.
Una vez más, un 'nosotros' muerto.

Seguía pensando en aquellos momentos mientras caminaba sin rumbo con la mirada perdida y los ojos hundidos. 

- ¡Te odio! - gritaba en mis adentros mientras derramaba una lágrima más.

La calle olía húmeda; la lluvia pareció ponerse de acuerdo con mis sentimientos para así borrar esas gotas de mi cara con su suave corretear en mis mejillas.
Charco tras charco, pisada tras pisada, levanto con el agua el murmullo de unos besos aún tan latentes que hasta me endulzan los labios.
Estoy frente a tu puerta descalza, empapada y fría, dejando caer de entre mis manos un trozo de papel con tu nombre y un verso escrito en él.

Los sonidos se vuelven lejanos, siento el chapotear de las gotas de lluvia sobre el charco en el que me ahogo. Suelto el aire que un día me diste a través de tus besos.
No quiero vivir en un mundo en el que tú y yo no somos 'nosotros'.

Levemente me levanto para mirar la escena desde mi yo ya muerto.
Tú a mi lado maldiciendo, yo inerte entre tus brazos.

"Descalza me voy, no hay dolor allí donde marcho"

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